Otra vez en el monumental de Jose Ingenieros, y otra frustración
de cara a tener el sueño de jugar por volver a la Nacional B.
Es que Almagro desnudó nuevamente sus falencias defensivas y
ofensivas.
De entradita nomás San Telmo abrió el diccionario del futbol
y buscó la jugada eterna, desborde por el lateral, centro atrás, cabezazo y
gol.
El visitante pudo ponerse dos a cero tranquilamente cuando
en un mano a mano la pelota le reboto a Centeno (4), en otra el palo devolvió
otro mano a mano y en otra más el centrodelantero rival se engolosinó en otro
mano a mano.
Almagro en esos cuarenta y cinco iniciales no contabilizaba
ninguna opción clara de gol.
El Diego (7) no encontraba socios desmarcados, el negro (5)
no estaba claro y al lado Farías (5) y Quiroz (4) estaban solo para la marca.
Para colmo de males los dos marcadores laterales, Rusquet
(5) y Talín (4) desnudaban sus falencias defensivas y no arriesgaban nada en
ataque, Lanaro (5) se esforzaba en la marca personal y le costaba, alternando
buenas y otras no tan buenas, ganando eso si mucho en el juego aéreo, y Schunke
(5) acompañaba en la defensa pero sin descollar.
Empezaba el segundo tiempo y todo seguía igual hasta que se
vinieron los cambios, entraron Iglesias (7) y Luciano Cigno (6) quienes le
cambiaron la cara al equipo.
Antes de entrar también leyeron el diccionario del futbol y
copiaron la jugada que le daba la ventaja parcial al visitante, desborde de
Iglesias, al fondo centro atrás, Cigno y a cobrar.
Empezó a manejar los hilos el Diego y Almagro inclinaba la
cancha, se lo perdía mano a mano Becerra (5) pero también había revuelo en el área
local cuando la bocha navegaba en el área de alto ante un estático Centeno,
fiel a su idea de no salir a cortar los centros, amén de no haber practicado reacción
alguna en el gol visitante.
Almagro empujaba, y más aun cuando San Telmo se quedaba con
uno menos por expulsión de su número 5.
Empate agrio al final, que no le sirvió a ninguno de los
dos, aunque quedo claro que la eterna jugada les daba un gol a cada uno y que
no quisieron repetir ninguno de los dos.